¿De qué ciudad hablamos?

. sábado, 10 de mayo de 2008
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Pbro. Nicolas Alessio
Párroco de San Cayetano


Se ha puesto de moda hablar de ciudadanía…me permito acercar estas reflexiones y preguntas. Porque la polis no trata a todos por igual. Algunos tienen derechos. Otros son esclavos. Algunos viven a costa de la vida de otros.


En la ciudad se disputa el poder. Pero parece que hay que salir de la ciudad para sobrevivir y para recuperar, sentir, tomar el poder. Salir para respirar. Sentir perfumes de flores naturales. Un poco de verde que no esté plastificado. Una de las acepciones de “civis” es “súbdito”, “subordinado”. Por eso “civilizado” es también el moderado, dócil, el “dulce”. O sea, el que no trae problemas a la ciudad. Nuestros pueblos nativos no eran “civilizados”, eran “amargos”. Por eso se los civilizaba en las ciudades coloniales. Y se los bautizaba también. ¿De qué “ciudadanía” hablamos entonces?

Estar en la ciudad es convivir en un conflicto. Es cuestión de luchas y compromisos. Por eso es ineludible la política, la disputa del poder. Y el poder se ejerce con el cuerpo. En la calle. “Poniendo el pecho” decimos popularmente.¿Qué cuerpos quiere la ciudad? Aquellos que venden. O se venden. Y por eso engañan. Una belleza engañosa. Son las modelos y los modelos. A éstos se los maquilla, se los adorna. O son los cuerpos deshechos de niños y niñas prostituidos, faneados, usados para el delito. El delincuente grande necesita del pequeño ladrón barrial. Hace el trabajo sucio. A éstos, se los reprime, se los encierra o se los aniquila con “gatillo fácil”. Y la ciudad también necesita “mano de obra”. Barata. Trabajadores esclavos, salarios de hambre, bolivianos, peruanos, paraguayos, argentinos. Siervos humillados por el “mercado”.

La jerarquía católica habla del cuidado de la vida, de la cultura de la vida, de la defensa de la vida. Lástima que se refieren vehementemente cuando se trata de la vida por nacer. De la nacida, poco o nada. O mejor. Se preocupan anémicamente. Nunca enfrentando el poder de la ciudad. Los profetas, defendiendo la materialidad de la vida, mueren porque enfrentan el poder del rey, del faraón, del príncipe, del gobernador, de emperador, del sumo sacerdote. ¿Qué cuerpo femenino quiere la ciudad? Incapaz de ser libre. El que manda, dicta la ley, es el macho. Si. Y hay que liberarse de la tutela falocrática. Es cierto. Pero no a costa de negar el valor de la diferencia de los sexos. Algunas feministas extremas terminan negando o minimizando, para “ser iguales a los otros”, lo más femenino de lo femenino: engendrar, esperar los nueve meses, dar a luz y amamantar (algo absolutamente imposible para el varón). Parece que solo pretenden acercarse al modelo varonil, como si ser más mujer fuera ser lo más parecido a los varones.

En la ciudad, las mujeres no encontrarán-obtendrán su lugar cuando se las equipare al varón como varón o se niegue la sexualidad en femenino, por el contrario, es necesario que se “politice la diferencia de los sexos”. Y aquí la posibilidad de legislar en torno a los derechos reproductivos, políticas de salud sexual, o despenalización del aborto encuentran su lugar. Se trata de pensar en la mujer como mujer. No obstante, no hay que perder de vista que el derecho a decidir “sobre el propio cuerpo” es un derecho femenino y también masculino. Y hay que decirlo igualmente, cuando se trata de una embarazada, también está en juego el cuerpo de “otro”. Y el derecho a evitar los embarazos o demorarlos en tan derecho como el derecho a tener todos los hijos que se quiera y la ciudad debe garantizar trabajo, salud, vivienda y educación para garantizar ese derecho a parir libremente. No solo anticonceptivos. ¿Y el cuerpo de los “raros”? También hay que decirlo, hay que politizar la realidad de las diversas identidades sexuales. Homosexuales, travestis, transexuales, bisexuales... todos tienen derecho a ser reconocidos. A vivir como pareja, como familia, recreando instituciones. Es más, derecho a ser cuidados por una ciudad que los mira con desprecio, sobre todo, cuando son pobres. Cuando son famosos en la televisión es otra cosa. Pero son la minoría.

A la mayoría de los “diferentes” se los maltrata. ¿Ciudadanos para que ciudad? La ciudad del capital. De las finanzas. De la contaminación. Donde algunos no comen y otros comen chatarra. Grasas plastificadas. Como cuidarnos si comemos mal. Mal comidos. Mal bebidos. Mal vividos. Como cuidarnos el cuerpo si dormimos mal. Cuantos duermen en nuestras calles. Como cuidarnos si nos apuran a vivir a una velocidad no humana. La velocidad de los bytes no es respetuosa del tiempo de mi estómago. Hay comidas rápidas. Pero no hay digestiones rápidas. Las panzas tiene su tiempo. Y como nos sentimos mal nos proponen un yogurt o grageas para poder ir al baño. Engendrar y parir lleva nueve lunas. ¿Se imaginan cuando tengamos bebes instantáneos? A lo loco andamos. Y los cuerdos están internados. Queremos construir ciudadanía, ciertamente, pero no para cualquier ciudad. El debate está abierto.

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