Instituto del Quemado de Córdoba: La Cosa está que arde

. sábado, 10 de mayo de 2008
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Calamitosas condiciones del Instituto del Quemado

Ricardo Fonseca -Periodista-


El Instituto de Quemados de la Provincia de Córdoba se inauguró el 16 de diciembre de 1980 luego de 30 años de espera por razones políticas y presupuestarias.

Se habilitó para la atención al público el 9 de febrero de 1981 y se convirtió en el único centro de la especialidad para atender pacientes de provincias vecinas y países limítrofes.

Fue considerado a poco de inaugurarse uno de los mejores de Sudamérica.

La ausencia de presupuesto y la falta de una política de conservación por parte de los gobiernos provinciales, pero en particular de la última gestión del gobernador José Manuel de la Sota, fue deteriorando la calidad y entidad del Instituto.

No extraña, la falta de una Política de Salud adecuada a las necesidades operativas de una provincia como Córdoba y tentada para los negocios espurios, (sobreprecios en pagos de prestaciones y medicamentos), hicieron el resto.

Datos significativos son, por ejemplo, que el quirófano del servicio de Guardia ha sido desfuncionalizado; se utilizan menos consultorios externos y menos días de atención con la lógica acumulación de pacientes; hay menos camas para Fisioterapia; no se han cubierto los cargos por renuncias; se han destinado consultorios para áreas del hospital Córdoba y el servicio de terapia, desaconsejado por todo especialista, es polivalente cuando para el caso de pacientes quemados debe ser monovalente.

Las normas internacionales de la salud indican que un Instituto del Quemado debe ser monovalente y no polivalente. Igualmente ocurre con la UTI que fue inaugurada luego de una espera de 20 años y que es polivalente.

Es decir la UTI del Quemado es inexistente como monovalente y se utiliza la que corresponde a patologías en general con lo que ello implica.

Un paciente con quemaduras, al perder la cubierta cutánea, está propenso a sufrir infecciones más que cualquier otra patología y las medidas de asepsia deben cuidarse en medida extrema para evitar auto contaminación, contaminaciones cruzadas e intrahospitalarias.

Cuando el gobierno de José Manuel de la Sota decidió la “Renovación del Hospital Córdoba y Construcción del Instituto Médico de Alta Complejidad”, a través de un Proyecto del BID, AR-L 1027, de 215 millones de dólares de los cuales 50 millones de pesos se destinaron para el Hospital Córdoba, a la Empresa Eductrade, (cuestionada por sectores de la oposición en el período 2003/2007 por ser la beneficiada de los 25 millones de euros destinados por la Corona Española para salud y educación) se procedió a trasladar y desmantelar los servicios que allí se prestaban y trasladarlos al Tránsito Cáceres de Allende llevando al 5to. Piso del Córdoba al Instituto del Quemado. Ese traslado fue cuestionado en nota enviada al Ministro de Salud, Oscar González, el día 5 de Junio por personal del Instituto haciendo constar que el procedimiento realizado el 1 de Junio “ha sido no menos que caótico, apresurado, improvisado, forzado, precario y hasta inhumano. Las condiciones actuales del internado son de tal magnitud deficientes que detallarlas excedería ampliamente esta nota. Baste mencionar el estado higiénico de las habitaciones, la ausencia de baño, piezas individuales, el olor a pintura, solventes y otros desagradables, la presencia de moscas y otros insectos, la falta de espacio mínimo para el depósito de materiales y elementos de trabajo, la falta de cocina para el acondicionamiento de la alimentación de los pacientes”, son algunos detalles.

Un dato a tener en cuenta es que el reemplazo de las mesas de cirugía y la bañera de acero inoxidable fue reemplazada luego de 24 años de funcionamiento. Hoy, el Instituto del Quemado, que gozaba de autonomía de funcionamiento ha perdido esa categoría al pasar a ser un Servicio del Hospital Córdoba.

En ese ínterin del traslado y la remodelación del Córdoba el desmantelamiento obligó a que el 23 de Noviembre de 2007 el director de la Oficina Patrimonial del Córdoba, Carlos Isaac Montenegro, enviara una nota al Director del Hospital, Dr. Carlos Simón, para comunicarle que “en ningún momento había sido notificado sobre el retiro de diversos elementos como ha sido de los rezagos del Instituto del Quemado que han sido cargados durante varios días consecutivos desconociendo su destino final y cito en forma mas puntual al Servicio de Traumatología de la cual el personal conducido por el Sr. Saires efectuó el retiro de elementos sin todavía poder contar con una copia de dicho traslado”.

Fuentes consultadas que pidieron reserva de opinión, por la persecución que dicen sufren por parte de las autoridades, con traslados compulsivos e irrelevantes, hechos que fueron notificados al Ministro de Salud, Oscar González, con fecha 27 de octubre de 2007, admitieron para esta investigación que se vendió todo el aluminio compuesto de bachas y puertas del Instituto del Quemado a gitanos que compraban a granel y que la caldera del Instituto se habría enajenado en un valor aproximado en 6 mil pesos sin saber el destino del dinero.

En el año 2003, los médicos cirujanos, Jorge Silber y Miguel Martinez García rechazaron la inauguración de la UTI del Quemado como prolongación de la UTI del Hospital Córdoba porque el ingreso de distintas patologías lo transformaba en polivalente. Desde 1980 se venía reclamando la independencia de atención de estos pacientes en terapia intensiva y si bien se había construido una sala equipada con toda la aparatología para dicho fin, nunca se habilitó por falta de recursos humanos y se inauguró tres veces previo a cada campaña electoral.

El 21 de setiembre de 2004 un nuevo reclamo firmado por numerosos profesionales del Instituto elaboró un proyecto de Orgánica del Instituto del Quemado que fue enviado al entonces Ministro Roberto Chuit en la que volvía a reiterar la advertencia sobre la grave situación de deterioro que presentaba.

Solicitaban, entre otros detalles, “la recuperación del Instituto en el marco de autonomía de funcionalidad y presupuesto que indicaba la Ley 4759, incremento del recurso humano, recuperación del funcionamiento como un Centro de Alta Complejidad Monovalente advirtiendo que se desvirtuaba su razón de Centro Especializado al convertirlo en polivalente, recuperación de un consultorio para fisioterapia y un consultorio para sicología, refuncionalizar la guardia, compra de aparatología para cirugía reparadora y estética y realizar mantenimiento y reemplazos de camas, mesas quirúrgicas y bañaderas”.

Río IV, una prueba de fuego

Cuando ocurre el suceso de Río Cuarto, el Dr. Carlos Simón, director del Hospital Córdoba, admitió que los pacientes habían sido trasladados a la Terapia del Quemado y que se contaba con toda la infraestructura e insumos para asistirlos.

La documentación obrante para la investigación demostraba, contundente, que la UTI del Instituto del Quemado no estaba preparada para recibir a pacientes de alta complejidad por la severidad de las quemaduras que tenían en su cuerpo.

El 7 de diciembre, personal del Hospital deslindó responsabilidades y desmintió al director del hospital denunciando que el Instituto había sido cerrado el 1 de Junio de 2007 con un traslado compulsivo, que ya había sido denunciado por el personal “por no reunir las condiciones de bioseguridad, de baños individuales, acondicionamiento, destrucción del funcionamiento integrado desde la guardia, quirófanos, internado y terapia, con personal altamente capacitado, multidisciplinario para la atención exclusiva de quemados. Que el traslado fue planteado para refaccionar el Instituto del Quemado en cuatro meses y que todavía estaba inconcluso, adelantando que no se sabía donde se llevaron puertas de aluminio, bañeras de acero, mesadas de mármol equipo de caldera, aireación” entre otros detalles.

En esos días, fuentes calificadas, en reserva obviamente por las razones enunciadas, advirtieron que se incendió el cableado del tablero de emergencia que fue apagado con extinguidores por enfermeros del Hospital.

2 semanas antes las salidas de emergencias de planta baja, escaleras abajo hacia el lugar de turnos, la puerta del servicio de rayos que comunica con el Instituto, la puerta de la guardia central, que también comunica con el Instituto y la puerta del subsuelo, a la vuelta de la farmacia que se dirige al Instituto, estaba cerradas totalmente, es decir eran lugares infranqueables que lo convertían “en una trampa imposible de escapar ante una desgracia”, tal la afirmación de un integrante del personal de la entidad.

El día 20 de diciembre de 2007, a las 20 horas, explotó el primer caño de la caldera del Hospital Córdoba y el 2do. caño y los pedazos de material saltaron hacia los pisos donde había pacientes internados.

Como reflexión final le dejamos un interrogante, ¿alguien tiene dimensión y cree que el Instituto del Quemado está medianamente habilitado para recibir pacientes de alto riesgo sin que la contaminación, la infecciones y la ausencia de asepsia, le permitan salir con vida?.

La realidad del Instituto del Quemado de la Provincia de Córdoba, o mejor dicho lo que queda, es un lugar donde quién entra pareciera estar condenado a la muerte.

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